Después de un lluvioso 2016, el año empezó con un invierno frío y seco, registrándose una pluviosidad cinco veces menor que el promedio de los últimos treinta años. La brotación ocurrió relativamente temprana, alrededor del día 10 de marzo. Las condiciones secas que se hicieron sentir durante la primavera y el clima caluroso del abril y mayo estimularon el rápido crecimiento de las vides. Las primeras tres semanas de junio fueron extremamente calientes, causando daños en los jóvenes racimos en algunas áreas de la región del Douro. La antelación del ciclo siguió adelante con el envero, que surgió alrededor del día 18 de junio, precisamente un mes antes del año anterior. A pesar de algunas tormentas y de la lluvia a principios del julio, las condiciones se mantuvieron secas hasta finales de septiembre, aunque las temperaturas durante la mayor parte del período de maduración han sido moderadas. Como se esperaba, la cosecha alcanzó muy tempranamente su madurez, presentando grandes niveles de azúcar que condujeron a fermentaciones más largas y a una muy eficaz extracción del color. En la Quinta de Vargellas la vendimia empezó el día 1 de septiembre, la más temprana en toda una generación. El último registro que hay de una vendimia que también comenzó tan temprana fue en el año de 1945 – uno de los mejores años del siglo XX - cuando las primeras uvas fueron vendimiadas el 3 de septiembre. Las temperaturas durante la vendimia fueron amenas, con noches frías, permitiendo fermentaciones equilibradas y una excelente extracción. Los mostos se presentaron densos y marcados por una excepcional profundidad del color y dotados de impresionantes compuestos fenólicos.
Color retinto, opaco en el menisco con un estrecho ribete púrpura. Impresionante estilo Taylor’s, elegante y escrupuloso. La nariz está llena de fruta muy exquisita y linear, aromática y compleja, aunque contenida por una mineralidad de grafito. La Quinta da Vargellas confirió a su marca la característica flagrancia de violetas, que flota como un velo perfumado sobre el vino, con discretas notas cítricas, de hierbas silvestres y de jara. La nariz aún sigue contenida y discreta, pero con una impresionante profundidad y estructura, con indicios de complejidad aún por emerger. En la boca el vino se siente conexamente liado por agiles y musculosos taninos, firmes y muy encadenados, terminando con una poderosa ola de frutos silvestres frescos y muy puros. Un vino encantadoramente delineado, con el distintivo porte y elegancia de Taylor’s y presentando la tentadora promesa de placeres que aún están llegando.