La vendimia de 1988 fue precedida por un invierno seco y por una primavera excepcionalmente húmeda. Las fuertes lluvias afectaron el cuajado en muchas zonas del Douro, produciendo un rendimiento relativamente limitado.
Sin embargo, los críticos meses de maduración de julio y agosto fueron cálidos y secos y el cultivo, aunque pequeño, estaba en muy buenas condiciones al momento de la vendimia a mediados de septiembre.
En el informe de vendimia hay notas escritas en Terra Feita de que las uvas estaban muy maduras y ricas en azúcar produciendo vinos con excelente concentración y profundidad de color.
Núcleo bueno y profundo, ribete rubí-rojo. Fruta madura atractiva, ciruela pasa, dátil, mermelada de ciruela, dimensión floral. Complejo. Boca picante intensa con persistente cereza madura en el final.